opinión
Mongolia, por partida doble
Voy a hacérmelo mirar. Apenas he leído o escrito nada sobre Mongolia y esta pasada semana, de golpe, me encuentro con una película y un libro relacionado con este país asiático
Voy a hacérmelo mirar. Apenas he leído o escrito nada sobre Mongolia y esta pasada semana, de golpe, me encuentro con una película y un libro relacionado con este país asiático. El libro que estoy leyendo es »El loco de Dios», de Javier Cercas, en ... que narra el proceso que le llevo a acompañar al Papa Francisco, recientemente fallecido, en un viaje a la lejana Mongolia. Cercas, anticlerical y ateo declarado, cuenta todo el proceso que le llevó a escribir el libro desde que fue sondeado desde el propio entorno del Vaticano. Al parecer, accedió a escribirlo porque quería que el Papa le respondiese a la que pregunta que le había trasladado su madre: ¿veré de nuevo a mi marido cuando muera?
Son cerca de quinientas páginas en las que Javier Cercas, a modo de thriller, narra el viaje y los preparativos del mismo y, sobre todo indaga con vaticanistas, teólogos y clérigos sobre el Papa, el Vaticano o la religión católica. Todo con la mira puesta en Mongolia, uno de los países que visitó el Papa Francisco, con apenas mil quinientos católicos en su población.
No obstante, mi acercamiento a Mongolia no ha terminado ahí porque durante esta pasada semana he podido ver Si yo pudiera hibernar, opera prima de la directora mongolesa ZoljargalPurevdash, quién, con esta película se convirtió en la primera directora de este país en competir en Cannes y ,además su película, entró en la preselección del Oscar de Hollywood.
Se trata de un drama sobre la Infancia y la adolescencia , como otros muchos que podemos ver en Occidente, pero trasmitiéndonos la situación de un país desconocido para la mayoría de nosotros y que cuenta con apenas tres millones y medio de habitantes. Un país situado estratégicamente entre dos grandes potencias, Rusia y China, que se dedica principalmente a la ganadería y la agricultura, pero, también, cuenta con importantes recursos minerales.
Los protagonistas son niños que deben actuar como adultos para sobrevivir. La vida de Ulzii en el extrarradio de Ulan Bator, la capital, es enormemente compleja.
Cuando la madre decide dejara sus hijos para buscar trabajo en otro lugar, el adolescente protagonista se ve en la tesitura de seguir trabajando, aunque sea clandestinamente, para ayudar a sus hermanos o volcarse en los estudios para presentarse a un concurso de talentos en física y conseguir así la beca que ansía para estudiar en el extranjero.
La directora no busca mostrar una mirada exótica de Mongolia. Quiere exponernos a un personaje y una situación que describe la línea entre la necesidad y el deseo de estudiar y progresar. Carga con la responsabilidad, no porque le venga dada, sino porque no hay otra manera de sobrevivir. A pesar de su corta edad muestra una enorme dignidad y el esfuerzo por mantenerse firme ante la ausencia de la madre, el hambre y el aislamiento.
«Si yo pudiera hibernar» no es una película grandilocuente, llena de aristas, más bien es un relato franco en que los protagonistas cuentan al espectador su realidad. Es un relato sobre la desigualdad, pero sin caer en el dramatismo.
Una vez más el cine y la literatura nos descubren nuevos escenariosy lugares que si no fuera por la pantalla o la escritura nunca existirían para nosotros.